Doha, Bangkok o Delhi… las grandes metrópolis son sinónimo de oportunidades profesionales y de descubrimientos para los que viven en el extranjero. ¿El problema? Estas ciudades figuran entre las más contaminadas del mundo. El impacto en la salud no debe subestimarse. Protegerse de las contaminaciones locales durante la expatriación se convierte, entonces, en una prioridad. ¿Cómo protegerse de la contaminación cuando se vive en el extranjero? Para protegerse de la contaminación en el extranjero, es esencial evaluar la calidad del aire y del agua, invertir en equipos (purificador de aire, filtro de agua) y adoptar gestos simples en el día a día. Informarse antes de partir permite anticipar los riesgos ambientales locales.
Asma, enfermedades cardiovasculares, disentería… La contaminación está en el origen de numerosos problemas de salud. Peor aún: vivir en un país contaminado aumenta el riesgo de muerte prematura. Solo la contaminación del aire debida a los incendios es responsable de 1,53 millones de muertes al año, según un estudio publicado en The Lancet en diciembre de 2024. A menudo subestimada, forma parte de los riesgos sanitarios en la expatriación.
Las regiones y países más afectados por la contaminación atmosférica son el África subsahariana, la India, China y el Sudeste Asiático.
Las partículas finas (PM2.5), el dióxido de azufre (SO2) y el ozono (O3) son responsables de molestias, problemas respiratorios y cardiovasculares.
En ciudades como Delhi, Pekín o Karachi, el aire supera ampliamente los umbrales recomendados. La regulación de la calidad del aire se desarrolla en Europa, pero sigue ausente o ignorada en otras partes del mundo.
El agua del grifo no es potable en ciertos países. Beberla nos exponen a molestias como diarreas. El agua puede estar contaminada por microorganismos que provocan hepatitis virales A o E, legionelosis o incluso úlceras y cáncer de estómago causados por Helicobacter pylori.
Las actividades contaminantes son otra causa de la degradación de la calidad del agua. Arsénico, metales pesados y productos químicos se encuentran en el agua consumida por la población local y causan, a largo plazo, cánceres.
Algunos expatriados viven en entornos contaminados: polvo, basura omnipresente debido a la falta de reciclaje…
El clima extremo (olas de calor, sequías, inundaciones) empeora la calidad del aire y del agua potable.
Lo ideal sería, evidentemente, elegir un destino de expatriación con baja contaminación. No todos los que viven en el extranjero tienen ese lujo, y algunas oportunidades no se pueden rechazar. En cualquier caso, aquí algunos consejos para prepararse :
Investigue la calidad del aire en sitios en tiempo real o con históricos como IQAir o Plume Labs.
Estudie la calidad del agua: informes de la OMS, datos locales, opiniones de otros expatriados.
Elija una vivienda bien orientada, en un piso elevado (menos polvo) y con buena ventilación. Si es posible, viva en la periferia.
Prevea el equipamiento anti-contaminación con antelación: kit para analizar agua, sensores de calidad del aire.
El primer reflejo debe ser consultar la calidad del aire diariamente en su aplicación del clima o en un sitio especializado.
Le recomendamos utilizar aplicaciones o sensores para controlar la calidad del aire durante su expatriación.
Invertir en un purificador de aire doméstico es muy aconsejable al mudarse a una ciudad contaminada. Los filtros HEPA son particularmente eficaces.
En el exterior, también deben adoptarse precauciones para protegerse de la contaminación. Cuando salga durante un pico de contaminación, use mascarilla FFP2, FFP3, N95 o KN95.
Si conduce durante su expatriación, no olvide activar el modo de recirculación de aire para evitar que el aire contaminado entre en el habitáculo.
Ciertas estaciones son más propicias a los picos de contaminación. Si puede, aproveche para irse de vacaciones o volver a su país de origen.
A menudo es necesario filtrar el agua del grifo en el extranjero. Instale filtros en los grifos de su vivienda e invierta en botellas o cantimploras con filtro. Como alternativa, puede optar por agua embotellada certificada (menos ecológica).
En desplazamientos, lleve un purificador de agua portátil, una botella filtrante o pastillas purificadoras.
Tenga cuidado al comer fuera durante la expatriación: evite los cubitos de hielo en las bebidas y las verduras crudas.
Para protegerse de la contaminación del agua en el extranjero, el sentido común es esencial. No se bañe en piscinas mal tratadas ni acuda a playas en zonas contaminadas.
Luchar contra los riesgos sanitarios en el extranjero es responsabilidad de todos.
Para protegerse de las contaminaciones locales durante su expatriación, participe en el esfuerzo colectivo en la medida de lo posible:
Reduzca sus residuos: privilegie la compra a granel, evite el plástico y no tire nada en la naturaleza.
Reduzca su huella de carbono: transporte público, movilidad suave como bicicleta, alimentación local y vegetal siempre que sea posible, limitación del uso de aire acondicionado y secadora.
Sugiera, con respeto, iniciativas para reducir la contaminación a nivel local.
Protegerse de las contaminaciones locales durante la expatriación pasa por gestos simples en el día a día. Evaluar la calidad del aire y del agua, equiparse, controlar, adaptarse cotidianamente: todas son medidas indispensables para cuidar la salud en la expatriación.
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