Las adicciones durante la expatriación: he aquí un tema tabú. Detrás de la imagen idealizada del expatriado que gana bien y disfruta plenamente del lujo de vivir en el extranjero, a veces se esconde otra realidad: tabaco, alcohol, drogas, adicciones comportamentales… Las causas son el aislamiento, la presión laboral y la dificultad para adaptarse al nuevo entorno. La expatriación es un momento de gran vulnerabilidad psicológica. Una adicción es una dependencia hacia una sustancia o una actividad, que afecta negativamente la salud y la vida cotidiana de la persona afectada. Rompamos el tabú y hagamos un repaso de los diferentes tipos de adicción, por qué pueden agravarse en el extranjero y cuáles son las señales que no debemos ignorar. Y, sobre todo, veamos cómo gestionar las adicciones durante la expatriación.
La expatriación suele verse como un nuevo comienzo, una oportunidad para empezar de cero. Pero esto es una ilusión, ya que los expatriados se llevan con ellos, aunque sea inconscientemente, su carga emocional. Fragilidad psíquica, traumas pasados, predisposición genética a la dependencia: todos estos son factores que favorecen la aparición de una adicción.
Así, las dependencias encuentran un terreno propicio para desarrollarse. En ocasiones, las adicciones preexistentes se intensifican en el extranjero. En cualquier caso, estos son los factores principales que favorecen la aparición de una adicción durante la expatriación: aislamiento, pérdida de referencias, estrés de adaptación, choque cultural, alta presión laboral, y el entorno — como la facilidad de acceso o banalización de ciertas sustancias (ej.: alcohol muy barato en algunos países, legislación más permisiva sobre el cannabis, ausencia de controles médicos estrictos).
Por ejemplo, Alemania es uno de los países que ha legalizado completamente el uso recreativo del cannabis. Esta legalización, sumada a la presión laboral y a la normalización del consumo de esta droga, crea un terreno propicio para el desarrollo de una dependencia entre expatriados.
El consumo de alcohol en el extranjero puede verse favorecido por la multiplicación de ocasiones sociales como aperitivos, afterworks o fiestas entre colegas.
Cabe destacar que, en general, los problemas de adicción afectan más a los hombres que a las mujeres, aunque estas también pueden verse afectadas.
Las dependencias más frecuentes son bastante clásicas:
Tabaco : fácil de conseguir, a menudo ligado a la ansiedad social.
Alcohol : integración social, soledad, "recompensa" al final del día.
Drogas recreativas : efecto desinhibidor, búsqueda de sensaciones fuertes.
Medicamentos : ansiolíticos, somníferos, automedicación ante la falta de seguimiento médico.
El sitio del Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Salud Español puede encontrarse una lista las adicciones comportamentales, como la adicción a los videojuegos, al juego de azar, a la pornografía o a las redes sociales.
Por último, aunque son más difíciles de detectar, las dependencias alimentarias como la bulimia también afectan a algunos expatriados, especialmente a mujeres.
La gestión de las adicciones durante la expatriación comienza con la toma de conciencia. Entonces, ¿cómo reconocer una adicción cuando se vive en el extranjero?
La pérdida de control es uno de los principales signos de dependencia a una sustancia. El expatriado siente una necesidad imperiosa e incontrolable de consumir (“el mono"). Los médicos observan un aumento de la tolerancia a la sustancia activa, por lo que la persona necesita consumir mayores cantidades para obtener el mismo efecto.
La dependencia también tiene efectos sobre el comportamiento y la vida social del expatriado: aislamiento, impacto en el trabajo o en las relaciones. A veces, son los familiares que se han quedado en el país de origen quienes se dan cuenta del problema, al notar cambios de comportamiento, sobre todo durante las visitas.
Cuidado con las racionalizaciones, que son frecuentes: “es algo temporal”, “yo lo controlo”, “aquí es cultural”. En ese punto, el expatriado ya ha perdido el control.
Tú o una persona cercana está enfrentando una adicción: ¿cómo salir adelante? El tratamiento de los trastornos adictivos debe iniciarse lo antes posible. La gestión de las adicciones durante la expatriación se lleva a cabo en varias etapas:
Aceptar nombrar el problema : salir del estado de negación.
Buscar apoyo : mediante grupos locales o en línea (ej.: Alcohólicos Anónimos Internacional, grupos de ayuda entre expatriados).
Consultar a terapeutas especializados en expatriación (con posibilidad de teleconsultas).
Establecer una rutina saludable : actividad física, escritura reflexiva, vida social que no gire en torno a sustancias o conductas adictivas, participación en asociaciones locales...
Crear una red de apoyo sana : salir de la dependencia afectiva a un solo grupo (ej.: compañeros de trabajo que beben), acudir a grupos como Alcohólicos Anónimos.
Lo mejor es prevenir las adicciones antes y durante la expatriación. Para comenzar, analiza tu relación con ciertas sustancias antes de partir. Por ejemplo, si sueles tomar una o dos copas de vino cada noche, ¿serías capaz de prescindir de ello? ¿O sientes una necesidad irresistible de beber cada día?
También es esencial establecer con antelación una estrategia de gestión del estrés. Rutinas de bienestar, deporte, ejercicios de respiración…
Fíjate límites claros, como no consumir alcohol entre semana.
Por último, puede ser útil buscar de antemano recursos de ayuda disponibles en el lugar de destino.
Debido a los cambios profundos que conlleva, la expatriación puede revelar vulnerabilidades que conducen a adicciones. Haz un balance con un profesional para saber cómo estás frente al consumo de una sustancia o una conducta en la que te estás hundiendo poco a poco. No te quedes solo y pide ayuda: no es un fracaso, sino un acto de valentía.
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