Fatiga inexplicable, aumento de peso, problemas de sueño… ¿Y si tu expatriación tuviera algo que ver? Vivir en el extranjero es una aventura enriquecedora, pero también un cambio fisiológico que puede afectar a las hormonas. El estrés, la alimentación y el clima son causas frecuentes de trastornos hormonales en los expatriados.
expatriacion y trastornos hormonales
A menudo vista como una experiencia emocionante, la vida en otro país conlleva su propia dosis de estrés. La adaptación a un nuevo estilo de vida, el choque cultural, la distancia con la familia y la sensación de aislamiento pueden generar ansiedad. Cuando la expatriación se debe a razones profesionales, el ritmo de trabajo intenso, la presión y la carga de nuevas responsabilidades pueden ser factores de estrés adicionales. A esto se suman las dificultades administrativas que pueden enfrentar algunos expatriados.
Ante el estrés, el organismo reacciona. El estrés agudo o crónico provoca una producción elevada de cortisol, la hormona del estrés. Esto, a su vez, causa desequilibrios en otras hormonas, como las tiroideas o las sexuales.
Como resultado, puedes sufrir fatiga, insomnio, trastornos del ciclo menstrual o incluso una disminución de la libido.
Aprender a gestionar el estrés es fundamental cuando se vive en el extranjero. Actividades como la meditación, el yoga, el deporte o la pintura pueden ayudarte a encontrar serenidad. Si el estrés persiste, considera la posibilidad de iniciar una terapia.
Tener un buen círculo de apoyo también marca la diferencia, así que conéctate con otros expatriados, haz nuevas amistades y mantente en contacto con tus seres queridos en tu país de origen.
La expatriación a menudo va acompañada de cambios en la alimentación, especialmente cuando se vive en otro continente.
Un cambio drástico en la dieta no siempre es bien recibido por el organismo. El microbiota intestinal se altera, lo que puede provocar problemas digestivos. Dado que el microbiota desempeña un papel en la producción hormonal, cualquier alteración repentina puede afectar el equilibrio hormonal.
En algunos países, la comida rápida y los productos ultraprocesados son parte fundamental de la alimentación diaria. Este es el caso de Estados Unidos, donde se estima que el 48 % de las comidas se consumen en establecimientos de comida rápida. En este contexto, no siempre es fácil mantener una alimentación saludable. El consumo excesivo de comida rápida puede aumentar el riesgo de resistencia a la insulina y afectar los niveles de estrógenos.
En otros países, el problema no es la comida rápida, sino una alimentación demasiado pobre o excesiva en ciertos nutrientes esenciales. El yodo, por ejemplo, es clave para la producción de hormonas tiroideas, y tanto su deficiencia como su exceso pueden provocar problemas tiroideos. En Japón, el consumo de yodo (presente en pescados y algas) tiende a ser excesivo, lo que puede conducir a hipertiroidismo. Por el contrario, la carencia de yodo sigue siendo un problema en algunas regiones alejadas del mar, lo que puede causar bocio o hipotiroidismo.
Nunca se repetirá lo suficiente: ¡adopta una alimentación variada y equilibrada! Evita el exceso de comida rápida y productos ultraprocesados, y dedica tiempo a cocinar en casa. Dependiendo de tu situación, puede ser recomendable tomar suplementos, siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud.
Los expatriados suelen subestimar el efecto del clima en su salud y equilibrio hormonal.
Los expatriados que viven en países nórdicos enfrentan una falta de luz, especialmente en invierno. Esto puede afectar el sueño y la regulación hormonal. Por ejemplo, un expatriado en Suecia puede experimentar depresión estacional y fatiga crónica.
Las temperaturas frías estimulan el metabolismo y aumentan las necesidades energéticas, mientras que el calor extremo puede debilitar el organismo y provocar deshidratación. Las temperaturas elevadas y la humedad pueden ser especialmente problemáticas para las mujeres que sufren sofocos durante la menopausia.
Exponte a la luz natural tanto como sea posible, idealmente desde la mañana. En los países nórdicos, donde esto no es viable en invierno, considera invertir en una lámpara de terapia lumínica y consultar con tu médico sobre la posibilidad de tomar suplementos de vitamina D. En climas tropicales, evita salir durante las horas más calurosas y mantente bien hidratado.
Tanto si los trastornos hormonales aparecen durante la expatriación como si ya existían antes de partir, no deben ser ignorados.
Los trastornos hormonales pueden manifestarse de distintas formas, incluyendo alteraciones del ciclo menstrual, síndrome de ovario poliquístico, aumento de peso, diabetes, hipotiroidismo, hipertiroidismo, bocio y enfermedad de Hashimoto.
El especialista en trastornos hormonales es el endocrinólogo. Si tus síntomas persisten, te recomendamos acudir a uno, ya sea en tu país de acogida o en tu país de origen si viajas con frecuencia. Como las consultas médicas en el extranjero pueden ser costosas, es aconsejable contratar un seguro de salud internacional. Un naturópata también puede ayudarte a reequilibrar tus hormonas de forma natural.
El estrés, la alimentación y el clima pueden afectar el equilibrio hormonal de los expatriados. Es fundamental escuchar a tu cuerpo, adaptar tu estilo de vida al nuevo entorno y acudir a un profesional de la salud si los síntomas persisten.
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