Cuando buscamos vivienda en el extranjero, solemos centrarnos en la ubicación, el precio o el tamaño. Pero muchos expatriados olvidan un punto esencial: la calidad del alojamiento no es la misma en todos los países, y puede tener un impacto directo en la salud. Por eso, identificar y prevenir ciertos riesgos es fundamental para protegerte a ti y a tu familia. Humedad, plagas, materiales tóxicos… muchos factores pueden convertir un hogar en un lugar poco saludable. Aquí te contamos cómo reconocer señales de alerta y elegir un alojamiento que cuide tu bienestar durante tu expatriación.
Todos tenemos una idea más o menos clara de lo que es una vivienda en malas condiciones: paredes deterioradas, instalaciones antiguas o peligrosas… Pero la realidad es que no siempre resulta tan evidente, especialmente al llegar a un país con normas de habitabilidad diferentes.
Por ejemplo, si vienes de España o países con sistemas de ventilación mecánica, estás acostumbrado a un control bastante estricto de la humedad. En otros lugares, como Malta, la ventilación se basa casi por completo en abrir ventanas y usar rejillas, una solución que no funciona bien en ambientes húmedos.
Nuestro primer consejo es simple: no alquiles ni compres sin visitar antes. Es mejor empezar con un alquiler temporal y tomarte el tiempo de revisar el lugar a fondo.
Fíjate especialmente en:
manchas oscuras en paredes o techos,
olor a humedad o a espacio cerrado,
condensación persistente en ventanas,
presencia visible de insectos o roedores,
pintura descascarillada o que se desprende.
Lo ideal para evitar problemas es encontrar un alojamiento sano: bien ventilado, sin filtraciones, con un ambiente interior seco y libre de plagas. Sin embargo, en muchos países el aislamiento térmico y la construcción no son los mejores, lo que favorece la aparición de humedad y moho.
La humedad combinada con poca ventilación es uno de los factores que más afecta a los expatriados. El moho aparece rápido y puede causar alergias, tos e incluso crisis asmáticas. No siempre se nota de inmediato, pero sus efectos a largo plazo pueden ser importantes.
Si no encuentras un piso completamente seco, puedes minimizar el riesgo con estos hábitos:
Elegir un hogar luminoso y soleado.
Ventilar cada día, sobre todo cuando el clima es seco.
Usar un deshumidificador.
Encender la calefacción cuando bajen las temperaturas para evitar la condensación.
A veces, los expatriados se encuentran con “compañeros de piso” indeseados: chinches, cucarachas, hormigas, pulgas, ratones, ratas… En zonas tropicales este riesgo es mayor, ya que algunos insectos pueden transmitir enfermedades.
Pero incluso en climas templados pueden aparecer plagas. Por ejemplo, el pececillo de plata, muy común en Alemania y otros países del norte, elige viviendas húmedas para reproducirse.
Para reducir las probabilidades de infestación:
revisa la vivienda antes de firmar el contrato,
instala mosquiteras en ventanas y puertas,
controla bien la humedad,
mantén la casa limpia de forma regular,
guarda los alimentos en recipientes herméticos,
gestiona la basura de manera adecuada.
Si, aún así, aparece una plaga, prueba primero soluciones naturales como el vinagre blanco. Si el problema persiste, será necesario contactar un profesional.
La salud también puede verse afectada por los materiales de construcción. La normativa sobre sustancias como el amianto o el plomo en la pintura cambia mucho según el país.
En España, Francia u otros países europeos su uso está prohibido, pero en otros, como Albania o Egipto, todavía pueden encontrarse viviendas construidas con estos materiales. Incluso en países donde están regulados, conviene ser precavido con los edificios antiguos.
La exposición prolongada puede aumentar el riesgo de cáncer o afectar al desarrollo infantil, por lo que es importante informarse bien.
Para reducir riesgos:
Investiga qué materiales se utilizan habitualmente en el país y qué dice la normativa local.
Prioriza viviendas nuevas o remodeladas recientemente.
Busca muebles y acabados sin compuestos orgánicos volátiles (COV).
Usa protección adecuada si realizas trabajos de bricolaje.
Los efectos de vivir en un alojamiento insalubre pueden ser sutiles, pero llegan a afectar seriamente a la salud. Para minimizar los riesgos durante tu expatriación, infórmate sobre las normas del país, revisa la vivienda con calma antes de mudarte y asegúrate de mantenerla en buenas condiciones.
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