Eres el expatriado o nómada digital que todos envidian, pero, seamos sinceros, tu cuerpo ya no aguanta el ritmo. El impacto de los desplazamientos frecuentes en la salud de quienes viven fuera es cada vez más evidente. Vuelos sin parar, cambios constantes de huso horario, la necesidad de adaptarse continuamente... La vida de expatriado suele venir acompañada de misiones variadas, visitas familiares, viajes de trabajo e incluso esos viajes "visa run" que consisten en cruzar una frontera para reiniciar la validez de un visado. En este artículo, vamos a desglosar cómo los viajes constantes afectan los sistemas cardiovascular y digestivo, el sueño, la energía y la salud mental de los expatriados. Además, te daremos algunos consejos para dejar de parecer un trotamundos agotado.
Los desplazamientos constantes tienen un efecto sigiloso en la salud cardiovascular de los expatriados, especialmente en los viajes de negocios. Los trayectos son una fuente de estrés variada: retrasos, imprevistos, vuelos cancelados, cambios de clima... Los expatriados que viajan a menudo experimentan picos de adrenalina frecuentes que, a la larga, pueden desencadenar enfermedades cardiovasculares.
El sedentarismo y la inmovilidad forzada durante los vuelos o trayectos largos son perjudiciales para la circulación sanguínea. La hipermovilidad aumenta el riesgo de trombosis venosas profundas (flebitis), es decir, la formación de coágulos de sangre en las venas profundas de las extremidades.
¿Qué puedes hacer?
Usa medias de compresión para reducir el riesgo de trombosis venosa, flebitis e incluso embolia pulmonar.
Hidrátate bien y levántate con regularidad durante los vuelos.
Prioriza caminar en tu día a día.
Gestiona el estrés con actividades relajantes como la lectura o la meditación.
La Dra. Megan Rossi, conocida como "The Gut Health Doctor", afirma que "una buena salud intestinal está ligada a la salud de casi todos los demás órganos". Esto nos da una idea de lo esencial que es el sistema digestivo para la salud de los expatriados.
Sin embargo, el sistema digestivo se resiente especialmente al viajar: el agua sin filtrar, las especias y los alimentos contaminados son la causa de muchos malestares intestinales entre los expatriados. Comer a deshoras tampoco ayuda. El resultado: la microbiota intestinal se desequilibra, abriendo la puerta a la hinchazón, la diarrea y el estreñimiento.
Otro problema es que mantener una dieta saludable se vuelve más difícil cuando se viaja con frecuencia. Aunque en casa es posible cocinar con ingredientes frescos, esto es complicado cuando uno está de un lado para otro. Los expatriados a menudo se ven obligados a conformarse con opciones menos saludables como la comida rápida y los platos precocinados.
¿Qué puedes hacer?
Incluye probióticos en tu dieta: yogur, kéfir, vegetales fermentados, suplementos.
Evita los alimentos crudos (potencialmente contaminados).
Evita los excesos al llegar (alcohol, comidas demasiado grasas o azucaradas).
Lleva medicamentos para problemas digestivos en tu bolso.
Opta por un alojamiento con cocina, si es posible.
El cuerpo adora la rutina. Los desplazamientos frecuentes tienen efectos perjudiciales en el sueño de los expatriados y viajeros. Los cambios horarios repetidos que causan el jet lag se suman a la fatiga que generan los propios viajes. Se observa un desajuste en la producción de melatonina, la conocida hormona del sueño.
El resultado: los viajes frecuentes provocan trastornos del sueño e insomnio. El jet lag afecta la calidad de vida de los expatriados y nómadas digitales, causando, por ejemplo, irritabilidad y pérdida de concentración.
¿Qué puedes hacer?
Expónte a la luz por la mañana (luminoterapia).
Haz ejercicio físico de forma regular.
Establece rituales de sueño fijos sin importar el huso horario.
Ajústate lo antes posible al nuevo huso horario al llegar.
Habla con un médico sobre la posibilidad de tomar suplementos de melatonina.
El impacto de los desplazamientos frecuentes en la salud de los expatriados, especialmente en el sueño, puede derivar en una fatiga crónica difícil de superar.
A los trastornos del sueño se suma una acumulación de microestrés relacionados con la organización de los viajes y la adaptación a un nuevo entorno.
Los expatriados y nómadas digitales sufren entonces una sobrecarga mental que puede llevar al agotamiento y al burn-out.
La fatiga crónica también conduce a una baja de las defensas en los expatriados.
¿Qué puedes hacer?
Crea rutinas incluso cuando estés en movimiento.
Establece momentos de descanso sin pantallas (para una recuperación real).
Haz chequeos de salud regularmente.
El impacto de los viajes en la salud física también se manifiesta a nivel psicológico. Los expatriados afectados a menudo sienten estrés y ansiedad. Por ejemplo, algunos pueden experimentar un choque cultural, especialmente en países con una cultura muy diferente a la suya.
Los expatriados, grandes viajeros y nómadas digitales a menudo se quejan de un sentimiento de soledad. Este se agrava por la añoranza de los seres queridos y la pérdida de las referencias, lo que conduce a lo que se conoce como "mal de patria".
La combinación de estos factores puede, en algunos casos, desencadenar una depresión.
¿Qué puedes hacer?
Mantén el contacto con tus seres queridos.
Conoce a otros expatriados y nómadas digitales.
Cuida de ti mismo.
En los expatriados y nómadas digitales, el impacto de los desplazamientos frecuentes se siente a nivel cardiovascular, digestivo, del sueño, de la energía e incluso de la salud mental. Te animamos a escuchar a tu cuerpo, a bajar el ritmo cuando sea posible y a consultar a un profesional de la salud ante los primeros síntomas.
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