¿Te mudas a un país soleado y ya te imaginas disfrutando de un bronceado bonito todo el año? Ojo: cuidar la piel del sol durante la expatriación es fundamental. Los rayos UVA y UVB no se ven, pero sí dañan la piel. Aceleran el envejecimiento de la piel y, con el tiempo, pueden provocar cáncer de piel, siendo el melanoma el más grave. La buena noticia es que, con unos hábitos sencillos, puedes disfrutar plenamente de tu vida en el extranjero sin poner en riesgo la salud de tu piel. Mitos, consejos prácticos y claves para adaptar la protección según la región: aquí encontrarás todo lo que necesitas saber para protegerte del sol.
Algunas creencias sobre el sol siguen muy extendidas… y no siempre son ciertas.
Mito 1: «Si estoy bronceado o tengo la piel oscura, no me quemo»
Es cierto que la piel oscura se quema menos, pero eso no significa que esté protegida. Las personas con fototipos 5 y 6 tienen más melanina, pero siguen siendo vulnerables a los efectos nocivos de los rayos UV. En cuanto al bronceado, no protege de las quemaduras ni del cáncer de piel.
Mito 2: «Tomar el sol es la mejor forma de obtener vitamina D»
Una exposición diaria de 15 a 20 minutos puede ayudar al organismo a producir vitamina D en verano, o durante todo el año en zonas tropicales. Sin embargo, exponerse sin control no es la solución ideal. Con un índice UV alto, el riesgo para la piel aumenta, y además la contaminación puede limitar la síntesis de vitamina D. Si existe una carencia, lo más recomendable es recurrir a suplementos con la orientación de un profesional de la salud.
Mito 3: «A la sombra o con nubes no hace falta protegerse»
Aunque no notes el calor, los rayos UV atraviesan las nubes. La sombra de una sombrilla tampoco bloquea completamente la radiación. Superficies como la arena, la nieve, el agua o incluso el asfalto reflejan los rayos solares.
Consultar el índice UV antes de salir
Conviene usar una app del tiempo que indique el índice UV, como The Weather Channel. La OMS recuerda que la exposición solar es uno de los principales factores de riesgo de cáncer de piel y recomienda protegerse a partir de un índice UV de 3.
Cubrir la piel siempre que sea posible
Uno de los gestos más eficaces es apostar por ropa y accesorios ligeros: sombreros de ala ancha, gafas de sol con protección UV400, pañuelos para cubrir cabeza u hombros, camisetas de algodón… Hoy en día hay muchas opciones para ir protegido sin renunciar al estilo. También existen prendas con protección UV; por ejemplo, camisetas anti-UV para bañarse si vives en un país muy soleado como Tailandia o la isla Mauricio.
Protector solar, imprescindible
El protector solar es un básico. Se recomienda usar al menos un SPF 30+, aplicarlo antes de salir y reaplicarlo cada dos horas, así como después de sudar mucho o tras nadar.
Evitar las horas de mayor radiación
Tanto en tu país como en el extranjero, evita exponerte durante las dos horas anteriores y posteriores al mediodía solar, cuando el sol está en su punto más alto (que no siempre coincide con las 12:00). En ese periodo, como lo menciona la OMS, los rayos UV son especialmente intensos.
Hidratar la piel después del sol
Tras la exposición, aplica una crema hidratante, gel de aloe vera, aceite vegetal o manteca de karité para ayudar a la piel a recuperarse.
Cuidar la alimentación
Una dieta equilibrada, rica en vitaminas y minerales, contribuye a mantener la piel sana. Prioriza frutas y verduras con betacarotenos, antioxidantes y grasas saludables.
Vigilar los cambios en la piel
Revisa con regularidad tu piel y tus lunares. Existen guías visuales que ayudan a identificar señales de alerta. Ante cualquier duda, consulta a un dermatólogo. Contar con un buen seguro médico internacional facilita el acceso a consultas en el extranjero.
En zonas tropicales y ecuatoriales, el índice UV suele ser muy alto. Si vives en países como Kuwait, Australia o Marruecos, es fundamental extremar la precaución y evitar el sol directo durante las horas más calurosas, incluso permaneciendo en interiores. Las zonas de gran altitud, como los Andes, el Himalaya o los Alpes, también aumentan el riesgo para la piel. Lo mismo ocurre en países mediterráneos y en regiones áridas o desérticas.
Las autoridades sanitarias recomiendan un protector solar SPF 30 como mínimo, y SPF 50 cuando el índice UV supera 7. Para reducir el impacto ambiental, opta por protectores solares respetuosos con los océanos.
Cuidar la piel del sol durante la expatriación implica mantener los buenos hábitos que ya tenías en tu país de origen y adaptarlos a las condiciones solares específicas del lugar donde vives.
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