• Publicado el 17/10/2022
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Cinco consejos para aclimatarse como expatriado

Entender una nueva cultura, amoldarse a vivir en un país extranjero, hallar un buen equilibrio entre adaptarse a un nuevo entorno y seguir siendo uno mismo... Encajar bien en el país de acogida es un reto de envergadura para cualquier expatriado. El proceso de aclimatación puede resultar más o menos costoso según el país de que se trate. Los expatriados en Ciudad de México, Lisboa o Valencia, por ejemplo, se sienten especialmente bien acogidos en su ciudad de adopción. Pero los recién llegados a Alemania, Viena o Shanghái admiten que les cuesta más sentirse como en casa allí (1)... ¡Las claves para encontrar su lugar en su nuevo país!

Cinco consejos para aclimatarse como expatriado

1. Aprender el idioma

Si sale de viaje sin saber ni una palabra de la lengua del país o con un conocimiento muy escaso de ella, irremisiblemente se topará con la barrera idiomática. Aunque hablar inglés le ayudará a salir del paso en muchos países de habla no inglesa, a largo plazo cuantos mayores conocimientos lingüísticos adquiera, mejor le irá. No se trata sólo de ser práctico, sino que el hecho de hablar con soltura el idioma autóctono es un paso fundamental para lograr integrarse en el país de acogida. No en vano, los expatriados que muestran interés por expresarse en un idioma distinto al suyo propio suelen ser más valorados y mejor recibidos.

El aprendizaje lingüístico puede empezar mucho antes de la expatriación, pero puede darse también cuando esté en el extranjero, en condiciones de inmersión lingüística. Una vez en tierras foráneas aprenderá muchísimo, pero, si desconoce por completo el idioma, tal vez debería considerar asistir a unas cuantas clases con anterioridad. Escoja un método adecuado a su nivel (aprender lo básico del idioma, mejorar su conocimiento o perfeccionarlo): asista a cursos intensivos, vea la televisión y lea la prensa en el idioma en cuestión, participe en actividades colectivas, en algún club de intercambio de idiomas, etc.

2. Explore el país, la ciudad, su vecindario

Perderse en un nuevo lugar puede ser la clave para... familiarizarse con él. Si quiere sentirse como en casa en el país de acogida, no lo va a conseguir precisamente memorizando su itinerario hasta el trabajo ni visitando los diez lugares de mayor interés como haría cualquier turista. Para lograr conocer un país y descubrir sus propios lugares predilectos, necesitará espíritu de aventura, lo que significa ir apartándose poco a poco de los lugares más concurridos y callejear por otros menos turísticos, explorar la ciudad con amigos o con expatriados veteranos o hacer un viaje por carretera.

3. Vivir como la gente del lugar

Apenas ha puesto los pies en Tailandia pero ya ha acudido varias veces a un colmado de productos exóticos con la esperanza de encontrar los mismos alimentos que solía comprar en su país natal. Ya lleva unos cuantos meses viviendo en Canadá pero no ha dejado de ver los canales de televisión de su país, de buscar a otros expatriados y de pasar horas en Skype con la gente de su país... Una vez en el país de destino, no salir de su «zona de comodidad» puede resultar reconfortante, pero no es eso lo que le ayudará a adaptarse al país de acogida.

Para conocer una cultura, hay que formar parte de ella y dejar de lado los prejuicios que pueda albergar sobre ella. La curiosidad será su mejor aliado. Evite permanecer pegado a su grupo de amigos expatriados, pruebe la comida autóctona, asista a eventos culturales, familiarícese con las nuevas normas. En otras palabras, deje la puerta abierta a las sorpresas. La idea no es convertirse en otra persona y adoptar todas las costumbres locales, sino integrarse en la cultura del país de destino.

4. Haga vida social

¿Puede ser determinante la capacidad para establecer relaciones con los autóctonos y otros expatriados para que la expatriación resulte exitosa? Un recién llegado puede aprender tanto de los expatriados como de quienes no lo sean. Estar en compañía de expatriados veteranos que ya posean un buen bagaje del país no sólo le ayudará a no quedarse aislado tras su llegada, sino también a disfrutar de infinidad de consejos prácticos: cómo abrir una cuenta bancaria, a qué médicos le recomiendan acudir, cómo funciona el sistema de salud y qué seguros para expatriados conviene contratar, escuelas, renovación del permiso de trabajo... ¡Encuentre grupos o clubes de expatriados e intercambie experiencias!

Una vez superada la excitación y el nerviosismo propios del recién llegado, conseguir conocer a la población autóctona es lo que le ayudará a entender de veras el país y a dejar de sentirse como un extraño. Según el país, mezclarse con la gente del lugar le supondrá mayor o menor dificultad, pero aproveche las oportunidades que surjan: apúntese a clubes deportivos, converse con otros padres cuando recoja a los niños del colegio, haga amigos en el trabajo, pruebe el couchsurfing, deje que sus amigos le presenten a más amigos, etc.

5. Permanezca en contacto con su país natal

La expatriación cambiará la forma que tiene de ver su país natal, pero integrarse no significa renegar de su cultura de origen. En realidad, el reto consiste en lograr forjarse una identidad bicultural. No subestime la importancia de permanecer en contacto con sus amistades y con la familia que haya dejado tras de sí, por lo general, de forma temporal. Mantenga y cultive sus redes de allegados, escríbales correos electrónicos y haga viajes breves a su país, etc. Todo ello también es una forma de paliar la conmoción de una futura repatriación.

Más información sobre la adaptación de los expatriados:

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